Wednesday, April 20, 2005

Scilingo

30 años, en vez de 650. Pero no importa. Lesa humanidad, en vez de genocidio. Pero tampoco importa. 29 años mas tarde, y no importa.

Scilingo no podia dormir. Se acostaba y cerraba los ojos, pero veia las siluetas desencajadas cayendo al agua gris del rio, del rio de la Plata. Se imaginaba a si mismo cayendo, cayendo. Scilingo no podía dormir y quiso expiar sus culpas. Confesó ante el escritor que nos asomó al infierno, a la podredumbre de la dictadura. Las almas sensibles de este planeta no entendieron, las almas mas duras se encogieron de hombros. “Eran ellos o nosotros” dijeron y seguirán diciendo. O pensaron, y seguirán pensando. Porque decirlo ya no es tan fácil como antes. Esas almas duras que asesinaron y asesinaron hasta el abotargamiento o la eliminación total del enemigo, ya no pueden decirlo en voz tan alta. No pueden hablar sin consecuencias.

Ayer un tribunal español ha hecho historia, tomando por asalto titulares de la prensa internacional. Lo que no es poco decir en días de elecciones papales. Mientras el vaticano dispuesto a enfrentar los retos del siglo XXI escogía al director de la inquisición como nuevo papa, un tribunal español se declaró capaz de reconocer los crímenes cometidos casi treinta años atrás por argentinos contra otros argentinos. Justicia sin fronteras, por fin.

Los temas se entrecruzan mas allá de la fecha. En la misma Argentina el capellán del ejercito declaró, hace un par de meses, su deseo de tirar al río a herejes de varias cataduras. Y la iglesia católica, pensada en muchos rincones sudamericanos como fuerza progresiva de cambio social, escoge poco después como su líder al mas conservador de los candidatos. Comparaciones de inicio de siglo, la justicia secular que crece por encima de las fronteras, y el vaticano escogiendo al inquisidor para la silla de Pedro.

No sabemos si Scilingo ahora podrá dormir mejor, en su celda española. Nunca sabremos que pudieron ser los centenares de personas que fueron lanzados al río. Pero sabemos que al menos un juez ha condenado a los vuelos de la muerte. No sabemos si Ratzinger piensa en cada niño que muere de sida en Africa. No sabemos si su iglesia volverá a pensar en el concilio Vaticano II.

Pero sabemos de que lado queda el progreso.

Monday, April 11, 2005

masoquismos variados y controlados

En otro ataque subversivo de mis nostalgias, traqueteo el teclado de este ya viejito laptop al ritmo de Cheo Hurtado y su “Compadre Pancho”. Asi son los amigos queridos de uno. En el contexto de mi cumpleaños me ha llegado un sobrecito escueto de Austria, y al abrirlo me encuentro con dos bombas disfrazadas de inocentes cd... que una vez en el audio remolinean todas las memorias que aun me quedan de Venezuela, desde aterrizar en Maiquetía en el ‘78, hasta el despegar en el ’97. Dos terceras partes de mi vida que ahora se despliegan juguetonas en los acordes de un cd.

En estas encerronas de uno con la nostalgia hay, obviamente, un componente de masoquismo. ¿Porque sino seguir tecleando y oyendo, en vez de salir a esta recién empezada primavera a patear los pedales de la bici y -de paso- perder algo de peso? Hay una cierta atracción del sufrimiento infligido por uno mismo, quizás. ¿Quizás porque se que en cualquier momento puedo parar el cd y ponerme a oír Iron Maiden? Una hipótesis para el jugueteo de la lógica. Los expatriados que nos lamentamos de la patria hermosa y perdida, estamos simplemente disfrutando del control que tenemos sobre nuestra nostalgia. Auto-manipuladores, se nos podría decir.

Y es que ahora que entramos en el tema, mas de una vez me ha llamado la atención la transformación de mis amigos cuando detrás del teclado y a miles de kilómetros de distancia declaran, catequizan e iluminan a sus compatriotas igualmente dispersos por el globo, o mucho peor, estacionados en Venezuela. En estos foros ocurre que el pacifico conciliador de siempre se vuelve en férreo opositor (o férreo partidario) del gobierno, al punto de en tres emails estar insultando a sus amigos de siempre. O también ocurre que el eterno apático, siempre mas preocupado del futuro de su examen final que del futuro del centro de estudiantes, o de la inminente privatización del comedor de pronto se ha convertido en teórico de las estrategias del contra gobierno y la oposición efectiva.

Curiosos cambios, que a veces le quitan a uno las ganas de participar demasiado en esos innumerables foros para expats... y aunque antes siempre me quedaba la pregunta... ¿será que la distancia nos da conciencia de lo perdido, o de lo lejano, por lo que de pronto nos sentimos mas responsables que antes? Una hipótesis que me gustaba, decidido a soportar los ataques histéricamente pro o contra chavista de mis otrora calmados amigos. Pero ahora, pensando en mi propia controlada auto-tortura de oir música tan bella y tan lejana, pienso que tanta furia virtual se hace demasiado cómoda para llamarla furia, demasiado controlada. Porque asi como ahora disfruto de la nostalgia de oir “La comadre Joaquina” seguida de “Fiesta en El Orza”, se que en cualquier momento cambiaré el cd, y parte de la nostalgia por venezuela se disolverá en otras nostalgias, quizás en alguna que otra alegría. Asi que ahora me siento bien, cumpliendo con mi venezolanidad al borde de la lágrima oyendo mi flamante cd de Cheo Hurtado. Y no puedo dejar de pensar en mis amigos, que celosos de sus propias venezolanidades las desfilan en los tantos foros virtuales, desplegando sus pasiones en pro o en contra del gobierno, por un rato cada día, para hacer su catarsis de buen venezolanismo y poder entonces dedicarse el resto del día a sus labores en este primer mundo que tampoco nos deja mucho espacio para la flojera y la dispersión.

Yo como que voy a oir Patricia Barber.