Tuesday, January 11, 2005

Chavez, Kirchner y Mao

¿Será que finalmente le reconocemos una a chavez? ¿Será que finalmente, además de repetir el consabido 'chavez es mejor político que cualquier opositor' uno podrá finalmente estar de acuerdo con una de sus acciones?

Esta película empieza unas tres semanas atrás, al inicio de vacaciones. Recibo el último ejemplar de Foreign Policy, una revista que parece siempre encargarse de presentarle a uno -escéptico- las bondades de la globalización contemporánea. En las páginas centrales, la revista aparece un extenso reportaje sobre China. Y no es de sorprenderse que a la semana siguiente, ese reportaje sea seguido por otro volumen especial en The Economist. Y que al cabo de la siguiente semana ya uno haya leído dos o tres artículos de fondo en el New York Time sobre el mismo tema. Mas allá de las elecciones en Ucrania, tsunamis y otros actores de la escena mundial, los chinos retoman la palestra. Retoman, digo, porque pareciera que este occidente tiene una peculiar preocupación cíclica con el país de Mao. Ya nos hablaba Mafalda de la amenaza amarilla, hace un par de décadas. Otra vez tenemos el péndulo a ese lado. Leamos.

Seguir la prensa internacional es también el divertirse con las repeticiones temáticas. Y ver como la misma teoría política reaparece en situaciones -mas o menos- disímiles. Así, por ejemplo, uno encuentra repeticiones polifónicas de la doctrina Monroe en el análisis del futuro chino. El famoso no se metan con mi backyard ataca de nuevo. Una gran parte de lo escrito recientemente se dedica a ver que es lo que pueden hacer los estados unidos, o europa, en el jardín trasero de china, es decir, en su área de influencia económica y política. Y mejor aun, en un par de líneas que casi se pierden en el medio de tanta letra, uno de los escritores de Foreign Policy declara que China, en los años por venir, tratará de aumentar su influencia en otros patios traseros, de otros poderes mundiales.

Y aqui volvemos a chavez. O a kirchner, su reluctante colega de la nueva izquierda latinoamericana. Y es que ambos gobiernos, en los últimos meses, le han dedicado tiempo sin precedentes a sendas delegaciones chinas, que se han apersonado en sus países prometiendo, como dicen mis amigos españoles, el oro y el moro. Cosa que no es de despreciar en nuestras economías, donde la inversión foránea real sigue siendo dominada por los capitales asociados a otros gobiernos.

Quizás sea la oportunidad una buena para reconocerle a chavez (o a alguno de sus asesores, ¿qué importa?) visión internacionalista a futuro. Quizás esta naciente, llamemosla intromisión, de los chinos en el backyard imperial de bush, sea uno de los primeros pasos concretos a ese cacareado modelo multipolar, que los lideres de la izquierda tanto adoran en sus discursos.

De todas maneras, como opositor que se cree responsable, también sería bueno poner en estas páginas una medida de escepticismo. Quizás seria bueno preguntarse que inversiones serán las que se harán con los millones que los camaradas de la revolución china pronto depositarán en las arcas de la revolución bolivariana. Que a fin de cuentas, con este chorro de petrodolares que no cesa, tan vacías no parecen estar. O quizás, uno pueda dar un paso mas alla de la pregunta ociosa, que de todas maneras no será respondida, y recordar una de esas fotos que se le han hecho a chavez. Fotos que, como quizás reconocería Sontag, o algún viejo proverbio chino, dicen mas que muchos análisis en letras. Me refiero a la foto aquella de un ministro chino que, a principios de nuestra revolución bolivariana, ya se había acercado a nuestras tierras a asomar la presencia del dragón en patios del tio sam. En la foto que recuerdo, aparece entonces el ministro dando su discurso de orden, mientras que a su espalda, la flor y nata de la revolución, es decir el presidente chavez, hace lo que corresponde en semejantes ocasiones. Es decir, jugar perinola. Ahí, entonces, dejo mi escepticismo opositor, y me pregunto si habrá jugado chavez perinola también esta vez. O si será que finalmente, los chinos se han decidido a jugar perinola con nosotros.