Sunday, March 12, 2006

Barreto, skype, nostalgias de fin de invierno

Barreto ha muerto. Barreto muere en su natal estados unidos y yo leo el obituario en un cafe holandes, en uin periodico ingles. Barreto, nacido de latina y negro, quien aprendio a tocar las tumbadoras mientras era un soldado norteamericano estacionado en Berlin. Yo, argentino multinacional, desgarrado entre los piazollas, las todd y los miles davis de mi biblioteca, extraño a Barreto, quien ya no grabara mas albumes, no aporreara otra tumbadora. Barreto descansa, probablemente, en paz. Soldado de la guerra fria que grabo salsa caliente en nueva york, no debe llevarse demasiados remordimientos a su tumba.

Escribo estas lineas pensando que si, que a lo mejor es posible retomar la semana y revertir las ausencias. Ayer un amigo me llama desde Barcelona, y en su llamada skype puso en linea a otra de nuestro grupo de hace 20 anhos en la universidad. Hablamos los tres, tratando de llenar los espacios que no quisieramos creer perdidos. Me imagino que los sorprendio tanto como a mi darse cuenta de lo lejos que hemos derivado, a ambos lados del oceano, en nuestras vidas y parejas, en nuestros trabajos y aspiraciones. Nos reimos forzadamente por turnos, los unos de los otros. Tratamos de recordar a algun otro u otra de nuestro grupo, intercambiamos un par de chismes que ya sabiamos. Mi amiga no le pregunto a el por su cantor preferido, el catalan Serrat. El no le pregunto a ella por su banda canadiense preferida, Rush. Yo no les conte que Barreto habia muerto. Si les dije que sigo tratando de escribir, que sigo tratando de abandonar el deseo de la academia. Si me conto ella que es duro tener la primera hija, y si me conto el que su trabajo lo sigue aburriendo. Los tres, como venezolanos que somos, empezamos a hablar de Chavez. Y para seguir la moda, abandonamos el tema ahi mismo. Era tarde en la noche, y eventualmente colgamos. Una sonrisa insatisfecha se me quedo colgando de los labios, una ausencia, el deseo de siempre.

Enciendo otro cigarrillo y tipeo con mano y media. Afuera, la nieve se derrite, sale el sol, aunque sea por un rato. Acabo de leer, en un periodico español, que aun los periodistas argentinos escriben entrevistas con los torturadores. Me imagino que, salvando las distancias, todos tratamos de recuperar espacios que dejamos escapar entre las manos, o que otros nos arrebataron por la fuerza, la tortura, la muerte. Claudia, Tomas y yo volveremos a Caracas, como vuelven los turistas. Probablemente encontraremos la excusa de las vacaciones, aunque sepamos dentro que estaremos buscando alguna palabra, algun suspiro atrapado entre calles que alguna vez hicimos nuestras. Las calles de caracas, sin embargo, tienen poca memoria. Y mejor aun, son ruidosas. No hay espacio para los que nos fuimos, menos aun para los susurros que nos dijimos. Aqui en Utrecht la nieve se derrite y cae, amortiguada, en el piso. Probablemente no llueva en Barcelona y haga viento en Ontario. Claudia duerme, o recien se despierta. Tomas trabaja, yo escribo. En Caracas, otros amigos viven, eventualmente leeran estas lineas. Otra linea, un poco autista, con algo de mano extendida. Cuando vuelva a casa vere a ver si instalo skype en la computadora. Y pondre a Barreto en el hifi.

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