masoquismos variados y controlados
En otro ataque subversivo de mis nostalgias, traqueteo el teclado de este ya viejito laptop al ritmo de Cheo Hurtado y su “Compadre Pancho”. Asi son los amigos queridos de uno. En el contexto de mi cumpleaños me ha llegado un sobrecito escueto de Austria, y al abrirlo me encuentro con dos bombas disfrazadas de inocentes cd... que una vez en el audio remolinean todas las memorias que aun me quedan de Venezuela, desde aterrizar en Maiquetía en el ‘78, hasta el despegar en el ’97. Dos terceras partes de mi vida que ahora se despliegan juguetonas en los acordes de un cd.
En estas encerronas de uno con la nostalgia hay, obviamente, un componente de masoquismo. ¿Porque sino seguir tecleando y oyendo, en vez de salir a esta recién empezada primavera a patear los pedales de la bici y -de paso- perder algo de peso? Hay una cierta atracción del sufrimiento infligido por uno mismo, quizás. ¿Quizás porque se que en cualquier momento puedo parar el cd y ponerme a oír Iron Maiden? Una hipótesis para el jugueteo de la lógica. Los expatriados que nos lamentamos de la patria hermosa y perdida, estamos simplemente disfrutando del control que tenemos sobre nuestra nostalgia. Auto-manipuladores, se nos podría decir.
Y es que ahora que entramos en el tema, mas de una vez me ha llamado la atención la transformación de mis amigos cuando detrás del teclado y a miles de kilómetros de distancia declaran, catequizan e iluminan a sus compatriotas igualmente dispersos por el globo, o mucho peor, estacionados en Venezuela. En estos foros ocurre que el pacifico conciliador de siempre se vuelve en férreo opositor (o férreo partidario) del gobierno, al punto de en tres emails estar insultando a sus amigos de siempre. O también ocurre que el eterno apático, siempre mas preocupado del futuro de su examen final que del futuro del centro de estudiantes, o de la inminente privatización del comedor de pronto se ha convertido en teórico de las estrategias del contra gobierno y la oposición efectiva.
Curiosos cambios, que a veces le quitan a uno las ganas de participar demasiado en esos innumerables foros para expats... y aunque antes siempre me quedaba la pregunta... ¿será que la distancia nos da conciencia de lo perdido, o de lo lejano, por lo que de pronto nos sentimos mas responsables que antes? Una hipótesis que me gustaba, decidido a soportar los ataques histéricamente pro o contra chavista de mis otrora calmados amigos. Pero ahora, pensando en mi propia controlada auto-tortura de oir música tan bella y tan lejana, pienso que tanta furia virtual se hace demasiado cómoda para llamarla furia, demasiado controlada. Porque asi como ahora disfruto de la nostalgia de oir “La comadre Joaquina” seguida de “Fiesta en El Orza”, se que en cualquier momento cambiaré el cd, y parte de la nostalgia por venezuela se disolverá en otras nostalgias, quizás en alguna que otra alegría. Asi que ahora me siento bien, cumpliendo con mi venezolanidad al borde de la lágrima oyendo mi flamante cd de Cheo Hurtado. Y no puedo dejar de pensar en mis amigos, que celosos de sus propias venezolanidades las desfilan en los tantos foros virtuales, desplegando sus pasiones en pro o en contra del gobierno, por un rato cada día, para hacer su catarsis de buen venezolanismo y poder entonces dedicarse el resto del día a sus labores en este primer mundo que tampoco nos deja mucho espacio para la flojera y la dispersión.
Yo como que voy a oir Patricia Barber.
En estas encerronas de uno con la nostalgia hay, obviamente, un componente de masoquismo. ¿Porque sino seguir tecleando y oyendo, en vez de salir a esta recién empezada primavera a patear los pedales de la bici y -de paso- perder algo de peso? Hay una cierta atracción del sufrimiento infligido por uno mismo, quizás. ¿Quizás porque se que en cualquier momento puedo parar el cd y ponerme a oír Iron Maiden? Una hipótesis para el jugueteo de la lógica. Los expatriados que nos lamentamos de la patria hermosa y perdida, estamos simplemente disfrutando del control que tenemos sobre nuestra nostalgia. Auto-manipuladores, se nos podría decir.
Y es que ahora que entramos en el tema, mas de una vez me ha llamado la atención la transformación de mis amigos cuando detrás del teclado y a miles de kilómetros de distancia declaran, catequizan e iluminan a sus compatriotas igualmente dispersos por el globo, o mucho peor, estacionados en Venezuela. En estos foros ocurre que el pacifico conciliador de siempre se vuelve en férreo opositor (o férreo partidario) del gobierno, al punto de en tres emails estar insultando a sus amigos de siempre. O también ocurre que el eterno apático, siempre mas preocupado del futuro de su examen final que del futuro del centro de estudiantes, o de la inminente privatización del comedor de pronto se ha convertido en teórico de las estrategias del contra gobierno y la oposición efectiva.
Curiosos cambios, que a veces le quitan a uno las ganas de participar demasiado en esos innumerables foros para expats... y aunque antes siempre me quedaba la pregunta... ¿será que la distancia nos da conciencia de lo perdido, o de lo lejano, por lo que de pronto nos sentimos mas responsables que antes? Una hipótesis que me gustaba, decidido a soportar los ataques histéricamente pro o contra chavista de mis otrora calmados amigos. Pero ahora, pensando en mi propia controlada auto-tortura de oir música tan bella y tan lejana, pienso que tanta furia virtual se hace demasiado cómoda para llamarla furia, demasiado controlada. Porque asi como ahora disfruto de la nostalgia de oir “La comadre Joaquina” seguida de “Fiesta en El Orza”, se que en cualquier momento cambiaré el cd, y parte de la nostalgia por venezuela se disolverá en otras nostalgias, quizás en alguna que otra alegría. Asi que ahora me siento bien, cumpliendo con mi venezolanidad al borde de la lágrima oyendo mi flamante cd de Cheo Hurtado. Y no puedo dejar de pensar en mis amigos, que celosos de sus propias venezolanidades las desfilan en los tantos foros virtuales, desplegando sus pasiones en pro o en contra del gobierno, por un rato cada día, para hacer su catarsis de buen venezolanismo y poder entonces dedicarse el resto del día a sus labores en este primer mundo que tampoco nos deja mucho espacio para la flojera y la dispersión.
Yo como que voy a oir Patricia Barber.
1 Comments:
interesante, como de costumbre me gustó.
cuando no tengas nada que hacer echale un vistazo a:
http://www.flickr.com/photos/73594239@N00/sets/218635/show/
o tambien a http://desdenorwich.blogspot.com
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