(A)simetrias
En estos días me encuentro tratando de reencontrarme con alguna parte perdida de mi identidad, leyendo lo poco que entiendo de física contemporánea. En mi ignorancia sigo fascinado por un programa de investigación que sigue buscando simetrías, y súper simetrías, en las vías que abren nuevos y pequeños espacios de entendimiento. Y pienso que no es demasiado difícil de entender esta necesidad casi metafísica de simetrías, en un mundo que se nos antoja mas asimétrico a cada momento que pasa.
Claro, el reconocer lo asimétrico genera diferentes estrategias de acción, por supuesto. Osama, por ejemplo. Quien sigue persiguiendo cierta identidad quizás ganada en sus años de asalariado del gobierno norteamericano, con sus asimétricos bombardeos a los infieles del occidente. Infieles no solamente por no ser musulmanes, sino por ser musulmanes y vivir en Londres, último bastión de la infidelidad y la dominación occidental.
Pero ojalá las asimetrías de este mundo se quedasen en los demagogos que asesinan por sus agendas delirantes. A no demasiados kilómetros de Londres siguen reunidos los hombres poderosos de los países poderosos, orgullosos de estar a punto de finalmente ponerse de acuerdo en que una parte del daño a nuestra afligida tierra ha sido causado por nosotros mismos. Orgullosos de guiñarles un ojo a los bonos y los geldorfs de este planeta, y orgullosos de presentar una (simétrica) cara preocupada ante el desastre mundial del que son ellos mismos responsables.
Y así llego en este vuelo de pájaro a las otras simetrías, celebradas por el otro delirio tropical del presidente Chavez, quien lidera la resiliente revolución bolivariana de Venezuela (y líder de Venezuela también) y propone, desde hace ya meses, su modelo asimétrico de lucha contra la inminente invasión norteamericana a las tierras de su mayor productor de petróleo.
Entonces me encuentro en este café holandés, tratando de encontrar cierto sentido entre las simetrías que me bombardean desde la prensa y el email. Y se me ocurre que después de todo las encuentro, simétricas líneas paralelas que se tocan en las recurvadas dimensiones de la política, en los delirios ciegos de tanto dirigente electo por los votos, o los kalashnikovs. Mientras escribo, no es díficil imaginarse a los líderes del G8 oyéndose los unos a los otros en Escocia, o a Osama celebrando su ultimo exitoso ataque al infiel, o a Chavez durmiendo su sueño de revoluciones pagadas por norteamericanos usando sus autos y defendidas con los kalashnikovs ensamblados en la postmaterialista Europa del este. Se me ocurre que estos líderes, despiertos o dormidos, son simples paralelas, líneas que recorren sus sueños mientras al lado, a poca distancia, sus subordinados se preguntan como vivirán el día siguiente. Una pareja saudí sigue tratando de irse a Londres, un niño venezolano sigue muriéndose de hambre, un neonazi europeo insulta a su vecino musulmán, o judío, una vez mas. Simetrías.
Claro, el reconocer lo asimétrico genera diferentes estrategias de acción, por supuesto. Osama, por ejemplo. Quien sigue persiguiendo cierta identidad quizás ganada en sus años de asalariado del gobierno norteamericano, con sus asimétricos bombardeos a los infieles del occidente. Infieles no solamente por no ser musulmanes, sino por ser musulmanes y vivir en Londres, último bastión de la infidelidad y la dominación occidental.
Pero ojalá las asimetrías de este mundo se quedasen en los demagogos que asesinan por sus agendas delirantes. A no demasiados kilómetros de Londres siguen reunidos los hombres poderosos de los países poderosos, orgullosos de estar a punto de finalmente ponerse de acuerdo en que una parte del daño a nuestra afligida tierra ha sido causado por nosotros mismos. Orgullosos de guiñarles un ojo a los bonos y los geldorfs de este planeta, y orgullosos de presentar una (simétrica) cara preocupada ante el desastre mundial del que son ellos mismos responsables.
Y así llego en este vuelo de pájaro a las otras simetrías, celebradas por el otro delirio tropical del presidente Chavez, quien lidera la resiliente revolución bolivariana de Venezuela (y líder de Venezuela también) y propone, desde hace ya meses, su modelo asimétrico de lucha contra la inminente invasión norteamericana a las tierras de su mayor productor de petróleo.
Entonces me encuentro en este café holandés, tratando de encontrar cierto sentido entre las simetrías que me bombardean desde la prensa y el email. Y se me ocurre que después de todo las encuentro, simétricas líneas paralelas que se tocan en las recurvadas dimensiones de la política, en los delirios ciegos de tanto dirigente electo por los votos, o los kalashnikovs. Mientras escribo, no es díficil imaginarse a los líderes del G8 oyéndose los unos a los otros en Escocia, o a Osama celebrando su ultimo exitoso ataque al infiel, o a Chavez durmiendo su sueño de revoluciones pagadas por norteamericanos usando sus autos y defendidas con los kalashnikovs ensamblados en la postmaterialista Europa del este. Se me ocurre que estos líderes, despiertos o dormidos, son simples paralelas, líneas que recorren sus sueños mientras al lado, a poca distancia, sus subordinados se preguntan como vivirán el día siguiente. Una pareja saudí sigue tratando de irse a Londres, un niño venezolano sigue muriéndose de hambre, un neonazi europeo insulta a su vecino musulmán, o judío, una vez mas. Simetrías.
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